Imprimen un parche de tejido cardíaco que retrasará una década el deterioro del corazón

tejido cardíaco por bioimpresión 3DUn equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell)de Barcelona ha logrado generar un parche de tejido cardíaco por bioimpresión 3D que, en pacientes con insuficiencia cardíaca, retrasaría el deterioro del corazón unos 10 años.

Así lo explican el doctor Ángel Raya y la investigadora Laura Casado, líder y coautora del estudio respectivamente, en una entrevista en la sede del Idibell, en L'Hospitalet de Llobregat.

Raya detalla que el propósito del parche, que ha sobrevivido al menos un mes implantado en un ratón, es 'retrasar' el deterioro del corazón y alargar la calidad de vida del paciente. 'En este caso, estimamos que podría retrasar la pérdida importante de calidad de vida a consecuencia de una insuficiencia cardíaca durante unos 10 años', cifra el doctor.

Las biotintas, "gran parte" de la investigación

Este parche de miocardio se imprime con una bioimpresora 3D que utiliza biotintas preparadas específicamente para este caso, cuyo diseño ha requerido cuatro años.

"Gran parte del desarrollo ha sido llegar a dar con la composición exacta de las tintas que permiten que se desarrollen las células y persistan", explica Raya. Casado desgrana que la bioimpresión requiere de mezclar las células cardíacas "inmunológicamente compatibles con el receptor" y "fragmentos pequeños de vasos sanguíneos" con colágeno u otros elementos, para luego "cargarlos" a la impresora, que genera "capa a capa".

"Hemos hecho que la primera y la última capa de nuestro parche contengan estos fragmentos de vasos sanguíneos", ilustra, "y que las intermedias contengan las células cardíacas funcionales y que laten".

El factor "crítico" para el éxito del parche

Los parches están diseñados "de acuerdo a las necesidades" generadas por la lesión en el corazón y, una vez impresos, se implantan en el corazón, sin previsión de que se tengan que cambiar, como augura Raya.

Los "microfragmentos" de vasos sanguíneos forman "tubos conectados muy rápidamente" que establecen conexión con la circulación del huésped, una parte "crítica" del proceso para asegurar el éxito del parche y la supervivencia del paciente.

"Si la vascularización no se establece lo suficientemente rápido, estos conductos mueren", advierte Raya, que celebra que, en el parche que ha desarrollado el Idibell, los vasos se forman "muy pronto", en una semana.

Además, el doctor destaca el carácter "metafórico" del parche porque si bien no cura la insuficiencia cardíaca, sí ayuda a frenar su avance y un impacto en la calidad de vida del paciente: "Corta el círculo vicioso, hace que el corazón funcione y no siga deteriorándose".

Cinco años para llegar al primer humano

Sobre el futuro de esta investigación, Raya recuerda que llegar a probar este tipo de estrategias en un primer paciente humano "suele costar unos 10 años", pero se muestra optimista: "En este caso, puede que sea un poco más temprano, pero en cualquier caso se está hablando de cinco o 10 años".

Esto depende, entre otros factores, de la financiación del proyecto, que están buscando tras no recibir una subvención de la Unión Europea (UE), con el objetivo de llevar el desarrollo del parche del laboratorio al "grado clínico".

Antes de dar este salto, Raya anuncia la meta más inmediata del proyecto, prevista para después del verano. "El siguiente paso es hacerlo sobre un cerdo que ha sido sometido a un infarto, que tiene un problema funcional en el corazón y ver si esta manipulación se lo mejora", zanja.

25 junio 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia