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Dos siglos de vacunación y desconfianza

Noticias - Lun, 08/09/2021 - 04:01

La desconfianza ante las vacunas, incluso el rechazo total de una parte de la población a vacunarse, no surgieron con la pandemia de COVID-19 y nacieron con la aparición misma de la «vacunación».

«El rechazo a la vacunación es tan viejo como la vacunación misma», según el historiador de la salud, Patrick Zylberman.

Recorrido por más de dos siglos de avances y sospechas.

Con unas pústulas sumamente contagiosas, la viruela fue durante siglos un flagelo terrible.

En 1796, el médico inglés Edward Jenner tuvo la idea de inocular una forma del virus de la viruela benigna en un niño para estimular su reacción inmunitaria.

El proceso funcionó. Había nacido la «vacunación».

En Reino Unido, la vacuna contra la viruela fue obligatoria para los niños a partir de 1853. Esta obligatoriedad generó una oposición virulenta.

Los detractores alegaban el «peligro» de inyectar productos procedentes de los animales, «motivos religiosos» o «atentado a las libertades individuales».

A partir de 1898 se introdujo una «cláusula de conciencia» en la legislación británica para permitir a los recalcitrantes no vacunarse.

A finales del siglo XIX, Louis Pasteur puso a punto una vacuna contra la rabia a partir de una cepa atenuada del virus. En 1885 se realizó una exitosa inyección a Joseph Meister, un niño al que le había mordido un perro sospechoso de tener rabia.

En este caso hubo también desconfianza. Pasteur fue acusado de querer enriquecerse con la fabricación de una «rabia de laboratorio».

Tras la vacuna contra el tifus que se puso a punto al final del siglo XIX, los años 1920 vieron multiplicarse las vacunas contra la tuberculosis (BCG, 1921), la difteria (1923), el tétanos (1926) y la tosferina (1926).

También en los años 1920 se empezaron a utilizar sales de aluminio como coadyuvante para aumentar la eficacia de las vacunas. Esto será también una fuente de sospecha para los detractores de las vacunas, en particular en Francia.

En 1998, un estudio publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet sugiere una relación entre las vacunas SPR (sarampión, paperas, rubeola) y el autismo.

Se descubre que se trata de un «amaño» del autor Andrew Wakefield. Pero ni el desmentido oficial de la revista ni los trabajos posteriores demostrando la ausencia de vínculo lograron acallar los temores.

Este estudio sigue siendo habitualmente citado por los detractores de las vacunas.

Este escepticismo tiene como consecuencia el «resurgimiento de algunas enfermedades contagiosas» como el sarampión, subraya Patrick Zylberman en su libro «La Guerre des vaccins» (La guerra de las vacunas).

El sarampión mató a 207 500 personas en el mundo en 2019, 50 % más que 2016, en un contexto de disminución de la vacunación global, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En 2009, la pandemia de gripe H1N1, causada por un virus de la misma familia que el de la gripe de 1918, hizo sonar las alertas en la OMS. Se organizaron campañas de vacunación, pero la epidemia fue menos grave de lo previsto, causando solo 18 500 muertos.

Millones de dosis tuvieron que ser destruidas y los reproches a la mala gestión reforzaron la desconfianza en las vacunas en numerosos países, donde los «antivacunas» subrayan casos de efectos secundarios pese a que son muy raros.

Oficialmente erradicada desde agosto de 2020 en África gracias a la vacuna, la poliomielitis se resiste en Asia, en Pakistán y Afganistán, donde esta enfermedad provoca parálisis en los más pequeños.

El fracaso de las campañas de vacunación se explica sobre todo por la desconfianza de las poblaciones rurales y la creencia en teorías de complot contra los musulmanes.

agosto 06/2021 (AFP) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Destacan respuesta inmune de niños y adolescentes ante COVID-19

Noticias - Jue, 08/05/2021 - 04:02

Menores entre cinco y 17 años contagiados de COVID-19 suelen mejorar después de seis días debido al sistema inmune recién formado, confirmó un estudio publicado en la revista The Lancet Child & Adolescent Health.

 De mil 734 enfermos en ese grupo poblacional, solo 77 (4,4 por ciento) experimentaron síntomas de la enfermedad después de las cuatro semanas, según datos recopilados de 250 mil sujetos a través de una aplicación para teléfonos móviles por padres y cuidadores entre el 1 de septiembre de 2020 y el 22 de febrero de 2021.

Según la publicación, la fatiga (84 por ciento), dolor de cabeza y pérdida de olfato (77,9 por ciento) fueron las manifestaciones presentadas, esta última la más común y detectada desde el inicio de la infección.

Asimismo, precisó que la más persistente fue la pérdida de olfato. Solo un 1,8 por ciento de los contagiados experimentó síntomas durante más de ocho semanas.

Emma Duncan, autora principal del estudio e investigadora del King’s College de Londres, destacó esos resultados, pero alertó sobre el pequeño número de niños que experimentan una larga enfermedad.

Por otra parte, Jesús Rodríguez Baño, investigador, profesor de Medicina de la Universidad de Sevilla y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen Macarena, España, también atribuyó el hallazgo a la respuesta innata del sistema inmune de los menores.

«Con este sistema de defensa se nace y permite proteger al cuerpo de las infecciones. Es la primera línea de respuesta del cuerpo ante un patógeno. Es posible que en el caso de los niños sea más eficaz y rápida la respuesta. Esta es muy importante para evitar la replicación viral inicial», enfatizó Rodríguez Baño.

La investigación de Duncan confirmó que los estudiantes de enseñanza Secundaria (de 12 a 17 años) padecen la enfermedad unos siete días, mientras que sus compañeros de Primaria (de cinco a 11 años) se curan en solo cinco días.

Otro estudio en el Kids Corona del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, en el cual participaron 411 familias con 724 niños y con al menos un progenitor con COVID-19, ratificó la investigación británica.

Mostró que más del 99 por ciento de los menores no mostraba síntomas o estos eran poco relevantes, mientras que un 33,8 por ciento de los adultos presentó una carga viral en la nasofaringe un mes después, superior al 11,9 por ciento diagnosticado en los niños.

agosto 04/2021 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A

La resistencia a antibióticos: un problema global que requiere una acción urgente

Noticias - Mié, 08/04/2021 - 04:07

En el último informe de Encuestas de Prevalencia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS), 2019, más del 85 % de los microorganismos aislados eran sensibles a marcadores de resistencia.

En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se posicionó en su Plan de Acción Global (Global Action Plan on Antimicrobial Resistance) sobre la creciente amenaza de bacterias resistentes a antibióticos, insistiendo en la necesidad de abordar este problema lo antes posible para prevenir sus devastadoras consecuencias en la población. No obstante, la resistencia a antibióticos (AMR, por sus siglas en inglés) ha ido aumentando hasta convertirse en un grave problema para la prevención y el tratamiento de las enfermedades infecciosas.

La AMR es un proceso natural de las bacterias a través del cual algunas de las bacterias que causan las infecciones sobreviven a la exposición a antibióticos que normalmente las matarían o inhibirían su crecimiento.

Las bacterias resistentes que sobreviven se multiplican y se extienden con mayor rapidez debido a la disminución de la competición con otras bacterias, dificultando las opciones terapéuticas.

Al desarrollar nuevos mecanismos de evasión, las bacterias se diseminan, amenazando a los tratamientos actuales para las enfermedades infecciosas. Esto provoca un aumento en la duración de la enfermedad, duración de los ingresos hospitalarios, en la morbilidad y mortalidad, así como, en los costos del sistema de salud.

Por tanto, si los tratamientos actuales son cada vez más limitados, muchos de los procedimientos donde se requieren antibióticos de manera rutinaria como grave peligro para los pacientes, puesto que son más vulnerables a infecciones. El uso generalizado e incorrecto de los antibióticos es una de las causas que ha ido acelerando este proceso.

La AMR constituye un problema global de salud pública con un gran impacto tanto clínico como económico. A nivel mundial, es la responsable de al menos 700 000 muertes cada año, cifra que podría aumentar hasta los 10 millones en 2050 con un coste económico global de 100 mil millones de dólares.

En consecuencia, la OMS ha identificado 3 patógenos, todos ellos gram negativos, como de prioridad crítica:

  • Acinetobacter baumanni resistente a carbapenem em
  • Enterobacterales, resistentes a carbapenem y
  • cefalosporinas de 3ª generación (incluye K. pneumonia, E. coli, Enterobacter spp., Serratia spp., Proteus spp., Providencia spp. y Morganella spp.)

Por ejemplo, se estima que cada año en la Unión Europea (UE), tienen lugar más de 670 000 infecciones causadas por bacterias resistentes a antibióticos y aproximadamente 33 000 personas fallecen debido a ellas. Asimismo, el costo a los sistemas de salud europeos alcanza alrededor de mil millones de euros. Este gran desafío ha llevado a la elaboración del Plan de Acción “Una sola salud” (One Health Plan) en 2017 para apoyar a los estados miembros a alcanzar soluciones innovadoras, efectivas y sostenibles.

En el caso de España, más del 50 % de las infecciones nosocomiales anuales están causadas por bacterias gram negativas y entre estos patógenos, los más frecuentes fueron: E. coli, P. aeruginosa y K. pneumoniae. En el último informe de Encuestas de Prevalencia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS), 2019, más del 85 % de los microorganismos aislados eran sensibles a marcadores de resistencia. Entre los patógenos descritos por la OMS como de prioridad crítica, el 77,1 % de A. baumannii, el 28,3 % de P. aeruginosa y el 6,3 % de enterobacterias aisladas fueron resistentes a carbapenémicos, respectivamente. Mientras que el 26,7 % de enterobacterias fueron resistentes a cefalosporinas de tercera generación. En el caso de A. baumannii, aunque fue un microorganismo que se aisló con poca frecuencia, estos pocos aislamientos presentaron un alto porcentaje de resistencia a carbapenémicos.

Por ello, se requieren urgentemente nuevos tratamientos antimicrobianos, pues desde el 2017, solamente se han aprobado 11 nuevos antibióticos, por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) en Europa y de la Administración de Medicamentos y Alimentos del Gobierno de los Estados Unidos (FDA).  Esto se debe a que el descubrimiento de nuevos antibióticos es cada vez más complejo que antes, especialmente para aquellas bacterias gram negativas que causan una gran preocupación. A pesar de que este problema vaya en aumento y sea cada vez más conocido por la población, el mercado de los antibióticos está decreciendo.

En este sentido, el doctor Benito Almirante, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona), considera lo siguiente al ser preguntado al respecto.

Pregunta. ¿Cuál sería su valoración del impacto de las resistencias antimicrobianas en el manejo de los pacientes con este tipo de infecciones? ¿Actual y en el futuro?

Respuesta. Las resistencias a los antibióticos de diferentes especies bacterianas constituyen, sin ninguna duda, una importante preocupación para la salud de la población. Su aparición, su diseminación entre microorganismos en el mismo paciente o a otros pacientes, su amplia distribución a nivel mundial y su repercusión sobre la eficacia terapéutica de los antimicrobianos actualmente disponibles hacen de este problema una de las grandes amenazas para la población mundial, al mismo tiempo que condiciona un reto muy relevante para los profesionales de la salud, para los gestores sanitarios, para la investigación y desarrollo de nuevas moléculas y para la puesta en marcha de mecanismos que pudieran controlar o revertir esta situación. Aún estamos a tiempo de trabajar todos los implicados en el tema en desarrollar e implementar todas las estrategias que permitan abordar con éxito actual y futuro esta problemática. Son de especial relevancia las actividades puestas en marcha por los países de la UE, trasladadas a España en el denominado Plan de Acción frente a las Resistencias Microbianas (PRAM), que permitirán su abordaje de manera integral y global.

P. ¿Cuál es la necesidad de nuevos antimicrobianos desde el punto de vista de su experiencia?

R. A pesar de que un abordaje integral del tema, en el que se incluye el desarrollo de nuevos antimicrobianos, es la solución más adecuada para actuar en este tema, es obvio que disponer ya de moléculas capaces de ser utilizadas en los pacientes con infecciones causadas por patógenos multiresistentes ayuda de manera importante a mejorar su pronóstico. Los nuevos antimicrobianos han de proporcionar una clara demostración de su actividad in vitro y de su eficacia en ensayos clínicos controlados, en los que se incluyan pacientes con este tipo de infecciones. Su aprobación por las autoridades regulatorias y su puesta a disposición a los profesionales para su utilización en terapéutica han de tener las máximas prioridades y una gran agilidad administrativa. Una vez realizado su posicionamiento terapéutico es imprescindible, para su correcto uso, que al menos durante las fases iniciales de su prescripción la misma sea validada por expertos en enfermedades infecciosas, que garantizarán en todo momento su uso adecuado, valorarán su eficacia en el mundo real más allá de los ensayos clínicos y permitirán que el nuevo antimicrobiano tenga una vida prolongada en terapéutica.

agosto 03/2021 (Diario Médico)

Referencias:

1. World Health Organization (WHO). Global Action Plan on Antimicrobial Resistance. Geneva, 2015.
2. Morgan G, Yamano Y, Tone K, et al. Antimicrobial resistance: Shionogi advocates policy change to address the public health threat. Nature Portfolio.
3. Review on Antimicrobial Resistance. Tackling drug-resistance infections globally: final report and recommendations. The review on antimicrobial resistance. May 2016.
4. World Health Organization (WHO). 2020 Antibacterial agents in clinical and preclinical development: an overview and analysis. Geneva, 2021.
5. World Health Organization (WHO). Global antimicrobial resistance surveillance system (GLASS) report: early implementation 2020. Geneva, 2020.
6. Shionogi. Antimicrobial resitance (AMR) position paper. June 2020.
7. European Centre for Disease Prevention and Control. Antimicrobial resistance in the EU/EEA (EARS-Net) – Annual Epidemiological Report 2019. Stockholm: ECDC; 2020.
8. Informe de vigilancia 2018-2019. Encuesta de prevalencia de las IRAS y uso de antimicrobianos en los hospitales de España. Unidad de Vigilancia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria. Centro Nacional de Epidemiología (CNE). Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Madrid. España. 2021.

La pandemia puede agravar la desnutrición materna e infantil

Noticias - Vie, 07/30/2021 - 04:05

Millones de niños y niñas podrían caer en una espiral de malnutrición como consecuencia de todo lo que ha supuesto la COVID-19, según prevé un estudio publicado en Nature Food. Sus datos revelan también cómo cada vez más personas se acuestan con hambre, lo que empeora el impacto de la epidemia y prolonga la recuperación.

Las familias de todo el mundo son cada vez menos capaces de acceder y permitirse una dieta nutritiva adecuada debido a la pérdida de ingresos, al aumento de los precios y la interrupción de los sistemas de alimentación y atención sanitaria por la pandemia.

De hecho, en muchos países de ingresos bajos y medios, se prevé un gran aumento de la malnutrición materna e infantil. Además de los 3 000 millones estimados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), otros 141 millones de personas no podrían permitirse una dieta saludable debido a la COVID-19.

Así apunta una nueva investigación, publicada esta semana en la revista Nature Food y liderada por investigadores del consorcio Standing Together for Nutrition (ST4N), que predice que esta difícil situación podría empeorar si no se toman medidas urgentes. Los expertos esperan que la proporción de población que no puede permitirse ni siquiera la mitad del coste de una dieta saludable en los 63 países modelados haya aumentado del 43 al 50 %.

Se avecina una crisis nutricional sin precedentes. Si no se toman medidas inmediatas, en 2022 habrá 283 000 muertes adicionales relacionadas con la malnutrición en niños y niñas, lo que equivale a 225 pequeños más que mueren al día, explica Saskia Osendarp, primera autora.

“Nuestro informe modeliza los posibles impactos de la COVID-19 con el fin de orientar a los responsables para que tomen medidas basadas en evidencias sobre cómo mitigar los daños que probablemente tendrá esta enfermedad”, explica a SINC Saskia Osendarp, primera autora del artículo.

Las conclusiones muestran claramente que se avecina una crisis nutricional sin precedentes, más aún con la aceleración de la pandemia en muchos países de ingresos bajos y medios. Si no se toman medidas inmediatas, en 2022 habrá 283 000 muertes adicionales relacionadas con la malnutrición en niños y niñas, lo que equivale a 225 pequeños más que mueren al día”, añade.

Es más, entre los que sobreviven, otros 13,6 millones de niños y niñas corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda y 3,6 millones más podrían sufrir retraso en el crecimiento en 2022. “Esto tendrá un impacto duradero en sus vidas, sus familias y sus países. Y, como en cualquier crisis, las mujeres y los más pequeños se ven afectados de forma desproporcionada. El futuro de toda una generación está en peligro”, alerta Osendarp.

Tres escenarios posibles, pero todos negativos

Los investigadores utilizaron herramientas de modelización para proyectar el impacto que la pandemia podría tener en la nutrición materno-infantil en los países menos enriquecidos entre 2020 y 2022 en tres contextos posibles: optimista, moderado y pesimista.

Considerando un escenario moderado para 2022, las alteraciones causadas por la COVID-19 podrían ser la causa de que 9,3 millones de niños adicionales (optimista=6,4 millones; pesimista=13,6 millones) tengan bajo peso para su altura, y 2,6 millones de niños (optimista=1,5 millones; pesimista 3,6 millones) baja altura para su edad.

Considerando un escenario moderado para 2022, la pandemia podrían ser la causa de que 9,3 millones de niños más tengan bajo peso para su altura, y 2,6 millones de niños más baja altura para su edad.

Este escenario también prevé 168 000 muertes infantiles adicionales (optimista=47.000; pesimista=283.000), 2,1 millones de casos de anemia materna (optimista=1 millón; pesimista=4,8 millones) y 2,1 millones de niños nacidos de madres con un índice de masa corporal bajo (optimista=1,4 millones; pesimista=3 millones).

Igualmente, las pérdidas de productividad futuras derivadas del aumento del retraso en el crecimiento, la emaciación y la mortalidad infantil podrían costar 29 700 millones de dólares (pesimista=44.300 millones de dólares). Y para mitigar estos efectos, calculan que se necesitarán 1 200 millones de dólares adicionales al año (pesimista=1 700 millones de dólares) en asignaciones presupuestarias en nutrición.

Eso sí, para los autores es posible que las repercusiones en la nutrición se ajusten más al escenario pesimista, dada la rápida propagación de nuevas variantes agresivas del SARS-CoV-2: “Los gobiernos y los donantes deberían dar prioridad a las intervenciones nutricionales como parte de la respuesta global a la COVID-19”.

La nutrición, clave en la respuesta mundial a la pandemia

No es la primera vez que estos especialistas alertan del peligro. El pasado año publicaron un estudio en The Lancet  que ya ponía en el mapa estas dramáticas cifras, aunque ahora la previsión es mucho peor.

“El impacto inmediato de la pandemia en la vida de los más pequeños ha hecho retroceder el reloj de la nutrición al menos diez años”, valora Lawrence Haddad, coorganizador de ST4N. “Pero también les amenaza con menos probabilidades de sobrevivir a la siguiente enfermedad, de obtener buenos resultados en la escuela y con más riesgo de vivir en la pobreza cuando sean adultos”.

Según los autores, las proyecciones de gasto sugieren que la ayuda oficial al desarrollo para los sectores relacionados con la nutrición no volverá a los niveles de 2019 hasta 2030 como muy pronto. E incluso entonces, no será suficiente.

“La recesión económica generalizada ha hecho que los más pobres sean aún más pobres y que el número de personas que luchan por acceder a alimentos nutritivos aumente cada día. Esto es absolutamente evitable, tenemos herramientas y soluciones. Necesitamos inversiones y acciones audaces. Es hora de que la acción nutricional forme parte de todas las respuestas frente a la COVID-19”, continúa Haddad.

“Asegurar una buena nutrición para todos –especialmente para niños, adolescentes y madres embarazadas y lactantes– es crucial para salvar vidas y asegurar la salud y el desarrollo futuro de familias y naciones. Acertar con la nutrición hoy determinará si las consecuencias de la pandemia se sufrirán durante meses, años o décadas”, concluye Saskia de Pee, del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La COVID-19 ataca más a los pacientes con malnutrición

De la misma forma que la pandemia empeorará la situación de la población más desfavorecida, las personas con COVID-19 con antecedentes de desnutrición pueden tener una mayor probabilidad de morir y de necesitar ventilación mecánica, según un estudio publicado en Scientific Reports.

Utilizando los registros médicos de 8 604 niños y 94 495 adultos que fueron hospitalizados con COVID-19 en Estados Unidos entre marzo y junio de 2020, los autores observaron cómo aquellos pacientes con un diagnóstico previo de malnutrición tenían mayores probabilidades de padecer la enfermedad de forma grave.

Según los autores, las intervenciones de salud pública dirigidas a las personas con mayor riesgo de desnutrición pueden mitigar la mayor probabilidad de covid-19 severa en este grupo.

julio 28/2021 (SINC)

Referencia:

Osendarp, S., Akuoku, J.K., Black, R.E. et al. The COVID-19 crisis will exacerbate maternal and child undernutrition and child mortality in low- and middle-income countries. Nat Food 2, 476–484 (2021). https://doi.org/10.1038/s43016-021-00319-4

Un estudio apunta una posible relación entre alergias y trastornos de conducta en niños

Noticias - Mié, 07/28/2021 - 04:03

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, relaciona una mayor manifestación de trastornos de conducta en niños con el hecho de padecer alergias.

En la investigación han participado 366 familias, con niños de 6 y 11 años, de los que 194 presentaban alergias. Entrando en detalle, se informó de alergias a elementos ambientales, como polen, moho, polvo o mascotas; 38 niños indicaron alergias alimentarias, y solo cinco mostraron alergia a compuestos farmacológicos.

«Todos los pacientes del grupo alérgico fueron diagnosticados con asma y 123 niños tenían dermatitis atópica», reza la investigación, que ha sido publicada en Allergologia et immunopathologia, de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica.

Y es que, como relata a esta medio Mª Pilar Berzosa Grande, psicóloga y profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR, investigadora principal del estudio, entre los criterios de inclusión de la muestra estaban que «los niños alérgicos tuvieran un diagnóstico certero de dermatitis atópica o asma, que fuera de carácter leve o moderado, que tuvieran supervisión médica y la enfermedad controlada«. Y es que como explica, «las formas más graves de estas enfermedades y no tenerlas controladas ya de por sí conlleva manifestaciones conductuales», por lo que quedaron descartadas.

El estudio ha mostrado que estos menores, comparados con el grupo de control (172 participantes), son más propensos a manifestar comportamientos impulsivos, pensamientos rumiantes, dificultad para conciliar el sueño o rabietas, entre otras alteraciones. En concreto, «tienen 2,76 veces más probabilidades de tener problemas de conducta que los niños sin alergias».

Asimismo, los autores apuntan que si bien hubo una relación entre el grado de asma (leve o moderado) y los problemas de comportamiento generalizados e internalizantes, «estas relaciones desaparecen al compararlas con el número de alergias. Esta situación puede deberse a la dispersión de los datos y puede ser necesario un tamaño de muestra mayor».

Berzosa afirma que no se registraron diferencias significativas entre los niños y las niñas, pero sí con el grupo control, como se ha especificado antes. Según su experiencia, «en Psicología es muy complicado realizar una investigación con un grupo control porque es muy difícil que las familias, cuyos hijos no tienen el problema en sí mismo, se impliquen. De hecho, en este trabajo hemos visto que de los cuestionarios que realizamos a todos los padres estaban mucho más detallados los de los niños alérgicos que los de los niños sanos». 

Respecto a la edad, observaron más prevalencia en los pequeños de entre 8 y 9 años. Sobre la franja de edad escogida, la autora principal argumenta que se eligió el tramo entre los 6 y los 11 años, porque desde el punto de vista conductual «es el más estable«, dice Berzosa, ya que por encima de los 11 las alteraciones de la conducta se podrían asociar a la adolescencia, y de 0 a 6 años, al propio crecimiento del bebé.

Los firmantes dejan claro cuáles son las limitaciones del trabajo realizado. Así, consideran que «sería conveniente realizar un estudio longitudinal para incrementar la validez interna de los resultados». Y añaden: «A pesar de los esfuerzos para reclutar sujetos en diferentes grupos, fallamos en el grupo de control, en el que el número de participantes fue menor de lo esperado en los cálculos del tamaño de la muestra».

Muy sensibles emocionalmente

Como conclusión, los autores abogan por «que los médicos presten más atención a los posibles síntomas relacionados con la salud mental o problemas de comportamiento, especialmente en niños con múltiples enfermedades alérgicas o comorbilidades, debido a la importancia del desarrollo físico y mental adecuado de los niños y su transición a la edad adulta».

Y para ayudarles en esta labor, el propósito de esta investigación es desarrollar una guía con recomendaciones para padres, pediatras y médicos de familia sobre cómo afrontar la atención psicológica a estos menores. “Esta guía se orienta a la prevención de estos trastornos a través de una serie de estrategias para atajar el problema en la infancia y que los menores no desarrollen estos problemas durante la adolescencia”, indica Berzosa, quien afirma que su contenido puede resultar muy útil también para los farmacéuticos comunitarios, «que realizan una gran labor de asesoramiento». Por ello no descarta la posibilidad de que ellos también puedan recibirla cuando se publique, que podría ser el próximo mes de octubre, según las previsiones de su autora.

De momento, están trabajando en la definición de objetivos y todavía no se sabe cuál será el índice de temas ni su canal de distribución. Lo que sí tiene claro Berzosa es que no será un documento muy denso en contenidos, sino que será «muy ágil y sencillo». Además, le gustaría que tuviera un formato físico y no solo on line.

Aumento de alergias infantiles

Según la investigadora, “esta problemática se ha visto agravada por el aumento de las alergias infantiles, y las previsiones son que todavía se incremente aún más debido a factores como la contaminación”.

En la investigación participan, además, Eduardo González Fraile y María Soria Oliver, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR); Santiago Rueda Esteban, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, y Rocío Sánchez-López, del Centro Psicológico Intelecto (Jerez de la Frontera).

julio 27/2021 (Diario Médico)

Qué sabemos sobre los contagios de la COVID-19 en jóvenes y cómo frenarlos

Noticias - Mié, 07/28/2021 - 04:02

El aumento del número de casos en población joven ha provocado un giro de timón en el devenir de la pandemia. Repasamos en cinco puntos qué se sabe sobre el patrón de transmisión en este grupo, su gravedad y su respuesta a las vacunas.

1) ¿Infecta el SARS-CoV-2 más ahora a los jóvenes?

Los expertos atribuyen el aumento de contagios en la población más joven a la desescalada y a los hábitos sociales asociados al verano, pero sobre todo al hecho de que “aún no están vacunados”, dice el pediatra Ángel Hernández Merino, Vocal del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

No hay variaciones en cuanto al patrón de transmisión del SARS-CoV-2: ningún cambio en su biología hace que infecte más a los jóvenes; simplemente, “hay más casos entre los jóvenes porque el coronavirus se transmite entre la población que aún no tiene defensas contra él”, explica Hernández.

2) ¿Es ahora más grave la COVID-19 en jóvenes?

La gravedad del COVID-19 tiende a aumentar en función de la edad, en especial por encima de los 40 años. Esto no ha cambiado: “Es muy raro que haya enfermedad grave entre los jóvenes, pero cuando se infecta mucha gente y los números crecen, pues aparecen los casos poco frecuentes”, afirma Hernández.

3) ¿Por qué se da tanta importancia al aumento de contagios entre los menores de 35?

Si en su mayoría los jóvenes pasan la infección con síntomas leves, y la población vulnerable está vacunada, ¿por qué nos alarmamos? Aunque son pocos, sigue habiendo jóvenes que enferman gravemente. Pero, además, y aunque la práctica totalidad de los mayores de 70 años, están ya vacunados con ambas dosis, los expertos recuerdan que hay población vulnerable por edad que aún no está protegida con la pauta completa. Las personas de entre 60 y 69 años están siendo vacunadas con AstraZeneca, una vacuna que confiere inmunidad tras dos dosis que, según la última recomendación de la Comisión de Salud Pública, pueden separarse de 10-12 semanas a 8-12 semanas.

Por otra parte, la eficacia de las vacunas no es del 100%. Contando con una eficacia del 90 %, queda al menos un 10 % de población vacunada que no genera inmunidad.

“Esta población es la que estaría en riesgo si entra en contacto con el virus, y la probabilidad de que esto ocurra “es mayor cuanto mayor es la transmisión entre los grupos no vacunados”, señala Ángela Domínguez, Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona, y coordinadora del grupo de trabajo de vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología.

4) ¿Tiene sentido vacunar a los jóvenes, aunque a ellos no les afecte la enfermedad de manera grave?

Los expertos insisten en que la principal arma contra la pandemia es la vacunación. “Probablemente no sea posible erradicar el virus, pero sí controlar su difusión en la comunidad, para lo cual el porcentaje de población no inmunizada debe reducirse al mínimo”, explica Ángel Hernández.

Mencionan, además, la importancia de la vacunación a la hora de garantizar las actividades educativas presenciales para la población más joven. Sin olvidar, por supuesto, las medidas higiénicas y de prevención, como el uso de la mascarilla, la distancia social, el lavado de manos y la ventilación de los espacios cerrados.

5) ¿Es segura la vacunación en adolescentes?

Los ensayos de las vacunas en niños y adolescentes comenzaron más tarde que con adultos, y por tanto hay menos resultados. Pero los que hay “son positivos”, asegura Domínguez. “Las vacunas son muy seguras”.

La octava y más reciente actualización de la estrategia de vacunación [junio de 2021] contempla la vacunación con la vacuna Comirnaty de adolescentes y preadolescentes (a partir de 12 años de edad) “en condiciones de muy alto riesgo; situación de gran dependencia; y aquellas en centros de personas con discapacidad intelectual, centros tutelados y centros de educación especial”.

La estrategia informa de la vigilancia, por parte de las agencias reguladoras europea y estadounidense, de la notificación de varios casos de miocarditis/pericarditis en adolescentes unos días tras la administración de vacunas frente a la covid-19, sobre todo tras la segunda dosis. En todos los casos la enfermedad fue leve, “con una duración breve y hacia la curación”, y aún se evalúa su asociación con las vacunas frente a la COVID-19. “En este momento no se ha establecido una asociación entre estas patologías y la vacunación”, señala el documento, pero se sigue investigando.

julio 27/2021 (SINC)

Las dificultades de los niños con necesidades educativas especiales durante la pandemia

Noticias - Mar, 07/27/2021 - 04:03

La pandemia nos ha acompañado desde marzo de 2020, dejando a su paso grandes secuelas y situaciones a las que hemos tenido que adaptarnos forzosamente. La salud física y mental se ha visto seriamente afectada, por lo que ahora atendemos en consulta casos bastante preocupantes: serios problemas de ansiedad y depresión, y fobias específicas y generalizadas, que incapacitan y afectan a la calidad de vida de las personas.

¿Y qué hay de los grandes héroes de esta historia? Nuestros pequeños y jóvenes han visto que, de repente, parques, bibliotecas, aulas y círculos de relaciones se han cerrado, sin saber si se abrirían y funcionarían como lo hacían antes.

Sus casas y salones se han convertido en oficinas de trabajo para sus papás y mamás, han vivido aulas con nuevas ratios, mantas que les han acompañado en clase junto a esas ventanas abiertas por la ventilación, reorganización de horarios; pediatras, médicos y profesores enmarcados en una webcam o llamada; y mascarilla como una prenda más de su día a día.

En los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, los especialistas hemos tenido que reorganizar y estirar al máximo nuestros recursos y atención para responder a los problemas con los que nos hemos encontrado, dice Miriam Sánchez-Hermosilla, psicóloga.

En el caso de los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, como los trastornos del espectro autista, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, problemas de conducta, desarrollo y aprendizaje, los especialistas hemos tenido que reorganizar y estirar al máximo nuestros recursos y atención para responder a los problemas con los que nos hemos encontrado.

Si bien todos nos hemos reinventado con nuevas formas de trabajar, enseñar y aprender, no hemos priorizado todo lo que deberíamos a las personas con diversidad funcional. Así, personas con fobia o evitación social han visto reforzadas sus conductas, al aumentar el tiempo de permanencia en sus espacios de seguridad y realizando más conductas sociales de evitación. Observamos también serios problemas de sueño, emocionales, conductuales, de convivencia y aprendizaje.

Además, la implantación del teletrabajo en padres y madres ha cambiado la rutina familiar. En la actualidad, muchas empresas han vuelto a incorporar la presencialidad en los puestos, por lo que esto ha supuesto un nuevo cambio en la situación, con fobia a la separación por los progenitores.

Muy lejos de la antigua normalidad

La adaptación a las condiciones de la nueva normalidad ha provocado dificultades para todas las personas, pero especialmente para los niños y niñas que se encuentran en edad de desarrollo, ya que se ha condicionado la forma de aprender y percibir el mundo.

Es más, se han alterado los ciclos vitales que tenían instaurados, lo cual puede afectar a numerosos aspectos de su vida, ya sea a escala emocional, fisiológica, cognitiva y conductual, como problemas de sueño y alimentación, ansiedad y tristeza o problemas de conducta.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la repercusión que tienen los diferentes sistemas que rodean a los más pequeños, como escuela o familia, la cual se convierte en el principal foco de información ante situaciones ambiguas como la que vivimos, y la forma de transmitir el mensaje cobra especial importancia.

Los niños con trastornos del neurodesarrollo, como es el caso del autismo, tienen más dificultad de aprendizaje debido a que su foco de atención está localizado en la boca, por lo que el uso de mascarilla dificulta la comunicación e interpretación

Estas consecuencias se ven primordialmente en niños y niñas con necesidades educativas especiales, a los cuales la nueva forma de recibir las clases puede no haber sido suficiente para alcanzar el rendimiento esperado, sobre todo si tienen dificultades de aprendizaje.

También pueden repercutirles otros aspectos como el uso de mascarillas, que dificultan el lenguaje no verbal y la comprensión de las emociones: al reducir el contacto social, se impide que las personas expresen con todas las facciones de la cara y no solo con los ojos.

Como consecuencia, el aprendizaje de las expresiones faciales asociadas a las emociones se ve dificultado, ya que se requiere la cara en su totalidad para poder observar la emoción expresada al completo. Los niños con trastornos del neurodesarrollo, como es el caso del autismo, tienen aún más dificultad debido a que su foco de atención está localizado en la boca, por lo que el uso de mascarilla dificulta la comunicación e interpretación.

Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de la dificultad para compaginar teletrabajo y convivencia familiar en los progenitores, con una gran repercusión e influencia en el aumento del tiempo que pasan niños y niñas frente a pantallas, y que tiene consecuencias en su nivel de atención y autorregulación.

Ha cambiado su forma de relacionarse

Desde el nacimiento, niños y niñas empiezan a formar conexiones neuronales en función de las acciones que consolidan a raíz de la experiencia y la toma de contacto. Por ello, el desarrollo neuropsicológico de los más pequeños se ha visto dificultado por el cambio de situación que ha sufrido la sociedad.

En concreto, algunos niños con diversidad funcional pueden tardan más en arraigar los diferentes aprendizajes enfocados a la adaptación al medio, por lo que esta situación excepcional ha cambiado su forma de relacionarse.

La dificultad para compaginar teletrabajo y convivencia familiar en los progenitores ha repercutido en el aumento del tiempo que pasan niños y niñas frente a las pantallas, lo que tiene consecuencias en su nivel de atención y autorregulación

A nivel curricular, los niños han visto una modificación en su rutina de colegio al cambiar al formato semipresencial o de manera virtual en la asistencia a las clases, o reorganizando sus aulas y horarios.

En aquellos con poca flexibilidad ante los cambios, esto es un punto nocivo importante en su regulación atencional, sensorial, emocional y social, que repercute en su estado de salud, emocional y rendimiento académico.

Eso sí, la adaptación a esta nueva realidad ha hecho que, tanto en niños como en adultos, se fomente el ajuste y creación de nuevas conexiones neuronales y, por lo tanto, se mejore la neuroplasticidad de nuestro cerebro. Si unimos esfuerzos para recuperar y paliar todos estos efectos, podrá generarse una resiliencia positiva.

Miriam Sánchez-Hermosilla Villarejo es psicóloga y directora de Psicoeduk, centro especializado en el trabajo psicoeducativo con niños y adolescentes. Con apoyo de Ana Bena Martín y Loli Molina Martínez, estudiantes en prácticas de neuropsicología de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).

julio 26/2021 (SINC)

El tiempo que los menores pasan frente a la pantalla influye en sus hábitos alimentarios

Noticias - Lun, 07/26/2021 - 04:03

El tiempo que los menores españoles emplean en medios de ocio con pantallas -ordenadores, teléfonos móviles, televisión y videojuegos- influye de manera negativa en sus hábitos alimentarios.

Esta es la principal conclusión que se desprende de una investigación desarrollada por el grupo EpiPHAAN (Epidemiology, Physical Activity, Accelerometry and Nutrition) de la Universidad de Málaga (UMA) y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) que constata, además, que el nivel de educación de los progenitores se asocia también con la adherencia a la dieta mediterránea.

Esta investigación se enmarca en el Estudio PASOS -Physical Activity, Sedentarism, lifestyles and Obesity in Spanish youth-, de la Gasol Foundation, que ha analizado a más de 3 800 menores, de entre 8 y 16 años, de 245 colegios de toda España; con el objetivo de evaluar los niveles de actividad física, el sedentarismo, los estilos de vida y la obesidad de jóvenes españoles y sus familias.

13 grupos de investigación diferentes forman parte de PASOS. En concreto, EpiPHAAN se ha encargado de liderarlo en Andalucía, donde se han estudiado a más de 700 menores.

«La dieta mediterránea es una de las más completas, equilibradas y saludables, ya que previene la obesidad y es un seguro de vida frente a las enfermedades cardiovasculares», explica la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA Julia Wärnberg, autora principal de este trabajo, que ha sido publicado en la revista científica Journal of Clinical Medicine.

Los resultados de este estudio indican que cuanto mayor es el tiempo que los niños y adolescentes están expuestos a pantallas, menor es el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos, alimentos esenciales de la dieta mediterránea; y más alto el de dulces, golosinas y comida rápida.

Según señalan los expertos, el seguimiento por parte de los menores de una dieta mediterránea es importante para mantener buenos hábitos alimentarios, disminuir la probabilidad de sufrir obesidad infantil y para mejorar su salud en la vida adulta. «Es fundamental promover esta dieta, así como los hábitos de vida relacionados con ella, tales como la actividad física y la reducción de las conductas sedentarias», advierte la investigadora de la UMA.

Igualmente, los científicos han mostrado en este trabajo que el bajo nivel educativo de los progenitores influye en la adopción de peores estilos de vida de los menores, entre los que se encuentra una mala alimentación, así como un menor conocimiento y conciencia de aspectos nutricionales.

julio 25/2021 (Dicyt)

Sequía contribuye a desnutrición infantil en sur de Angola

Noticias - Mar, 07/20/2021 - 04:04

La sequía en el sur de Angola agudiza la malnutrición infantil y la vulnerabilidad de distintos asentamientos poblacionales, que reciben suministros urgentes de víveres para atenuar el flagelo, indicó la prensa.

Víctimas del estrés hídrico en la sureña provincia de Huila serán beneficiadas por la distribución de más de 70 toneladas de distintos bienes, entregados el fin de semana a las autoridades del territorio, informó el diario Jornal de Angola.

Según el reporte, los suministros incluyeron harina de maíz, pastas, frijoles, aceite vegetal, sal, jabón, ropas, medicinas y más de 20 motocicletas con tanques para cargar agua potable.

La entrega al gobernador de Huíla, Nuno Mahapi Dala, corrió a cargo del secretario de Estado de Salud Pública, Franco Mufinda, quien destacó el propósito de reducir de manera urgente el impacto de la desnutrición, sobre todo, en los niños de las comunas de Jau, distrito de Chibia, y Bata-Bata, en Humpata.

Mufinda reconoció que los artículos proporcionados resultan insuficientes para responder a las necesidades y garantizó la continuidad del apoyo a la población más afectada, dijo el rotativo.

De acuerdo con la reseña, el representante de Salud Pública defendió la creación de comedores comunitarios para atender a infantes y adultos en situación de vulnerabilidad, agravada por el déficit de precipitaciones en la región sureña del país.

«Visitamos las localidades de Bata-Bata, en Humpata, Jau (Chibia) y Quilemba, en el municipio de Lubango, y encontramos casos de desnutrición moderada y aguda, por lo que es necesario seguir atendiendo a la población», explicó el doctor Mufinda.

Los comedores comunitarios pueden ayudar a minimizar situaciones difíciles en esta fase de emergencia, consideró el galeno, quien mencionó, además, los reportes de desnutrición aguda en el municipio de Jau, por falta de alimentos y agua.

A juicio del especialista, es preciso crear mecanismos sostenibles para evitar condiciones de hambre permanente entre las familias residentes en zonas sujetas a procesos cíclicos de sequía.

julio 19/2021 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Las zonas urbanas con niveles altos de contaminación del aire, tráfico y ruido pueden incrementar el riesgo de obesidad infantil

Noticias - Lun, 07/19/2021 - 04:05

Los niños y niñas que viven en zonas urbanas con niveles altos de contaminación del aire, ruido y tráfico podrían tener un mayor riesgo de sufrir obesidad infantil, según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Publicado en la revista Environment International, ha analizado datos de 2 213 niños y niñas de entre 9 y 12 años de la ciudad de Sabadell (Barcelona) que participaban en los proyectos ECHOCAT e INMA. El 40 % de estos niños y niñas presentaba sobrepeso u obesidad.

Los investigadores evaluaron la asociación entre los factores urbanos a los que los niños estuvieron expuestos entre octubre de 2017 y enero de 2019 (contaminación del aire ambiental, espacios verdes, entorno construido, densidad de establecimientos de alimentación no saludable, tráfico rodado y ruido del tráfico rodado), y diferentes parámetros tanto de obesidad infantil (índice de masa corporal o IMC, circunferencia de la cintura y grasa corporal) como de comportamientos relacionados con el peso (consumo de comida rápida y bebidas azucaradas, actividad física, comportamiento sedentario, duración del sueño y bienestar).

Hasta la fecha pocos estudios habían evaluado si el entorno urbano influenciaba los comportamientos de los niños y niñas para así entender mejor la relación entre el entorno urbano y el riesgo de padecer obesidad infantil.

Comprender los mecanismos de esta relación permitirá desarrollar programas de promoción de la salud a nivel comunitario que mejoren los comportamientos en la ciudad. Otro aspecto novedoso de este trabajo es que ha evaluado diferentes exposiciones urbanas de forma conjunta, según el concepto de exposoma o estudio de múltiples factores ambientales simultáneos.

Posibles mecanismos

 «Los niveles más altos de contaminación del aire, tráfico y ruido se asociaron con IMC más altos y con una mayor probabilidad de que el niño o niña sufriera sobrepeso u obesidad», explica Jeroen de Bont, primer autor del estudio e investigador de ISGlobal e IDIAP Jordi Gol.

Aunque todavía se desconocen los mecanismos que podrían explicar esta asociación, el equipo científico plantea diversas hipótesis: la contaminación del aire podría alterar los mecanismos moleculares que originan la obesidad, al inducir inflamación o estrés oxidativo, alteración hormonal y adiposidad visceral, aunque de momento los estudios al respecto se han realizado en ratones. El ruido podría influir en la privación del sueño y aumentar las hormonas del estrés, que están asociadas con el desarrollo físico en la infancia y podrían aumentan el riesgo de sobrepeso.

Estos resultados fueron congruentes con los obtenidos dentro del mismo trabajo al estudiar algunas exposiciones ambientales de forma separada. Se observó, en especial, que la cantidad de establecimientos de alimentación no saludables del entorno se asociaba también a la obesidad infantil, probablemente al favorecer un mayor consumo de comida rápida y una mayor ingesta calórica.

El estudio, sin embargo, no encontró una relación entre el entorno urbano y el nivel de actividad física, comportamiento sedentario y otros comportamientos relacionados con el peso de la población infantil que vivía en él, aun cuando se piensa que podría influir (por ejemplo, si la zona tiene una buena red de transporte público y de instalaciones y comercios cercanos, los desplazamientos tienden a realizarse a pie o en bicicleta, lo que incrementa la actividad física del niño o la niña).

Que el estudio no encontrara una asociación entre estos parámetros podría deberse a que «es difícil saber hasta qué punto la propia obesidad condiciona los comportamientos relacionados con el peso», explica De Bont. Además, la información sobre la actividad física de los niños y niñas se recogió en un cuestionario que no tenía en cuenta dónde se practicaban las actividades. «Pudimos saber si practicaban baloncesto o fútbol, pero no si se movían en bici por zonas verdes de su entorno, por ejemplo».

Por otro lado, «el estatus socioeconómico tiene un papel importante todavía no del todo claro en la asociación entre el entorno urbano y la obesidad infantil», señala Martine Vrijheid, última autora del estudio e investigadora de ISGlobal. En este trabajo, los niños y niñas que vivían en zonas más desfavorecidas de las afueras de la ciudad presentaban más sobrepeso y obesidad aun estando expuestos a niveles más bajos de contaminación del aire, tráfico rodado y ruido, y disponer de más zonas verdes. Se requieren, pues, más estudios para arrojar luz sobre esta cuestión.

julio 18/2021 (Dicyt)

Referencia:

de Bont J., Márquez S., Fernández-Barrés S., Warembourg CH., Koch S., Persavento C., Fochs S., Pey N., de Castro M., Fossati S., Nieuwenhuijsen M.,  Basagaña X., Casas M. , Duarte-Salles T., Vrijheid M.: Urban environment and obesity and weight-related behaviours in primary school children. Environment International. Vol.:155, pág. 106700. 2021. ISSN:0160-4120. Doi: https://doi.org/10.1016/j.envint.2021.106700

Comienza en septiembre vacunación anti COVID-19 para niños en Cuba

Noticias - Dom, 07/18/2021 - 04:06

Autoridades cubanas aseguraron que en septiembre del año en curso empieza el proceso de vacunación de la población pediátrica contra la COVID-19 en el país caribeño, informó la prensa local.

De hecho, ya comenzaron los ensayos clínicos en ese segmento que abarca las edades comprendidas entre tres y 18 años.

Soberana-Pediatría es el primer estudio autorizado en la nación antillana para menores de tres a 18 años.

Cuenta con una muestra de 350 infantes y adolescentes voluntarios a los cuales se les administrará un esquema vacunatorio heterólogo de 0-28 y 56 días, con dos dosis de los candidatos Soberana 02 y una de Soberana Plus, ambos desarrollados por el Instituto Finlay de Vacunas y que demostró un 91,2 por ciento de eficacia.

Ya los primeros 25 adolescentes incluidos en el análisis recibieron su segunda dosis de Soberana 02.

La muestra se divide en dos grupos: el primero integrado por adolescentes de 12 a 18 y el segundo de niños de tres a 11.

El ensayo tiene como objetivos evaluar la seguridad, reactogenicidad e inmunogenicidad de dichos candidatos.

En tanto, un ensayo clínico pediátrico con la vacuna anti COVID-19 Abdala inicia en la provincia cubana de Camagüey, participarán en dos fases cerca de 600 niños y adolescentes de ese territorio.

La doctora Sonia Resik, investigadora principal de los estudios con ese inmunizador en el país, precisó que en este ensayo –nombrado Ismaelillo– será evaluada la seguridad e inmunogenicidad del producto.

Los resultados –precisa el diario Granma citando a Resik- se darán a conocer en octubre y sentarán las bases para extender luego su aplicación a toda la población infantil de la nación.

«En su Fase I, el estudio fue concebido en dos etapas: una primera, que comprenderá a adolescentes entre 12 y 18 años de edad, seleccionados según los criterios de inclusión, que estén aptos física y mentalmente, y cuenten con el consentimiento de los padres y el asentimiento de los menores», puntualizó Resik.

«Tan pronto se cuente con los primeros datos de seguridad y con la aprobación de la autoridad regulatoria, se pasaría a la semana siguiente a la segunda etapa de la Fase I, que incluirá a un estrato de niños más pequeños, entre tres y 11 años de edad», agregó la experta.

Similar proceder se seguirá luego para enfrentar la Fase II, que permitirá ampliar la muestra a 592 niños y adolescentes, adelantó la especialista.

julio 15/2021 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Buscan producir leche materna en polvo y prolongar su vida útil

Noticias - Mar, 07/13/2021 - 04:04

Un proyecto de investigadoras e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Universidad del Chaco Austral (UNCAUS), busca obtener leche materna en polvo a través de procesos tecnológicos que serán aplicados por primera vez en Argentina. Esta propuesta, que fue seleccionada en la convocatoria Ciencia y Tecnología contra el Hambre, permitirá aumentar la vida útil de este valioso recurso hasta por un año, facilitando su almacenamiento y administración para recién nacidos.

El grupo espera obtener hasta 20 000 dosis individuales de leche materna por mes, que serán destinadas a niños que no pueden acceder a ella por distintos motivos, ya sea por enfermedades del aparato digestivo, por contraindicación de lactancia por enfermedad de la madre, así como también para todo aquel paciente pediátrico que cuente con indicación médica o nutricional.

El proyecto recibirá un financiamiento de 17 millones de pesos y se ejecutará en un plazo de doce meses.

Una de las responsables de esta propuesta es la investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Procesos Tecnológicos Avanzados (INIPTA, CONICET – UNCAUS), Mara Romero, quien resaltó la importancia de esta oportunidad para potenciar los proyectos de extensión e investigación que empezaron a desarrollarse en los últimos años en la UNCAUS para promover la lactancia materna. “Vamos a trabajar con material proveniente de lactarios de hospitales públicos que existen en la provincia del Chaco y, mediante la aplicación de procesos de deshidratación por métodos de liofilización o aspersión, vamos a poder obtener leche materna deshidratada, es decir, en polvo. Eso va a permitir incrementar la vida útil y facilitar su logística de distribución”, destacó.

Actualmente, en la provincia del Chaco existe una red de maternidades con lactarios en los que se obtiene la leche materna a través de donación. Todo el material proveniente de distintas ciudades es derivado al Hospital “Julio C. Perrando”, de la ciudad de Resistencia, para ser sometido a los procesos de control y pasteurización necesarios para su conservación y almacenamiento. Sin embargo, esto presenta diversas dificultades por la logística y conservación, ya que la vida útil de la leche materna cruda es de apenas 12 horas en refrigerador, a una temperatura de cinco grados y debe viajar cientos de kilómetros.

Una vez pasteurizada, puede ser congelada a una temperatura igual o menor a 10 grados bajo cero, por un periodo máximo de seis meses. El proceso de deshidratado que buscan lograr los investigadores podrá prolongar la vida útil de la leche materna hasta por un año, conservando todas sus propiedades nutricionales.

 “Esto va a permitir no solo prolongar su duración, sino facilitar su conservación, que podrá realizarse a temperatura ambiente. Así, podrá ser distribuida en lugares más lejanos o de difícil acceso de nuestra provincia, como por ejemplo los centros de salud de El Impenetrable, porque no será necesario cuidar la cadena de frío para el traslado”, ejemplificó la investigadora responsable del proyecto. Además, resaltó que se trata de una iniciativa sin precedentes a nivel nacional, ya que esta metodología está extendida en otros países —principalmente de Europa—, pero aún no se aplica en Argentina.

Para realizar este proceso, los investigadores comenzarán a trabajar con leche pasteurizada y la clasificarán en tres categorías (leche madura, leche de transición y calostro). Una vez deshidratada, se envasará en frascos estériles en presentación de tres gramos, similares a los viales en los que se almacenan vacunas, y será luego reconstituida con agua estéril para su administración. También está previsto el almacenamiento en presentaciones de 250 y 500 gramos.

Las estimaciones realizadas por el equipo indican que con los 25 litros de leche materna que procesa por mes el Hospital Perrando se podrían obtener hasta 20 000 dosis o envases individuales de leche materna en polvo, lo que sería suficiente para alimentar a más de 100 niños por mes. Cabe señalar que este tipo de producto será destinado prioritariamente a pacientes con mayor grado de prematuridad y que no será desarrollado con fines de comercialización, sino únicamente para su uso a través del sistema público y basado en la donación.

 julio 12/2021 (Dicyt)

La COVID-19 deja una oleada de trastornos de salud mental en niños y niñas

Noticias - Mar, 07/13/2021 - 04:01

En los últimos meses, en España se han registrado el doble de urgencias psiquiátricas infantiles, trastornos de conducta alimentaria, casos de ansiedad, depresión y autolesiones e intentos de suicidio adolescente. Los expertos alertan de esta situación y prevén consecuencias a medio plazo. Todo empezó durante el confinamiento.

La herencia de la COVID-19 resulta incalculable a día de hoy. A las complicaciones físicas de la enfermedad y los efectos económicos que ha supuesto la pandemia, hay que sumarle las secuelas psicosociales, especialmente en la población infantil y juvenil. Durante el II Congreso Digital de la Asociación Española de Pediatría (AEP), celebrado el pasado mes de junio, los especialistas alertaron sobre cómo este impacto empieza a saturar las consultas.

Se han duplicado las urgencias psiquiátricas infantiles, los trastornos de conducta alimentaria, que son cada vez más graves, los casos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos, depresión y las autolesiones e intentos de suicidio en adolescentes. También se ha incrementado la violencia sobre los menores, el maltrato y los abusos; y se ha disparado el consumo de pantallas en niños y jóvenes.

“Desde el otoño del 2020 se ha ido detectando un aumento de problemas relacionados con la salud mental en los menores”, explica  Gemma Ochando Perales, pediatra especializada en Psiquiatría de la Infancia y Adolescencia en el Hospital Universitario y Politécnico la Fe  (Valencia). “Las cifras han ido aumentando en los últimos meses en una ‘oleada’ de trastornos de salud mental en esta población”.

Si bien este torrente de casos está siendo más tardío a la afectación física, supone una respuesta a ese estrés mantenido en el tiempo, por lo que se espera que pueda aumentar en los próximos meses. “Los servicios de atención de salud mental en niños y adolescentes están desbordados; se atienden los problemas más graves, pero pueden dejar de verse los más leves”, subraya.

Ochando apunta cómo “los pediatras están recibiendo en consultas y en sus salas de ingreso hospitalario a pacientes con trastornos que ingresan en dichas unidades por falta de espacio en zonas específicas de salud mental”.

En el apartado sobre la infancia, la encuesta del CIS sobre los efectos psicológicos de la pandemia muestra que el 52,2 % de los padres que han convivido con sus hijos menores ha percibido cambios en su forma de ser. El 72,7 % de ellos asegura que estos han mostrado ‘cambios de humor’ y un 30,4 % ‘cambios en el sueño’.

Un colectivo silenciosamente vulnerable

La infancia, y de forma especial la adolescencia, son etapas especialmente vulnerables debido a los múltiples cambios que tienen lugar en periodos de tiempo cortos. De hecho, casi la mitad de los trastornos mentales de la edad adulta se desarrollan antes de los 18 años.

Sin embargo, al comienzo no se pensó en ellos como el colectivo más frágil. Efectivamente, los menores presentaron menor frecuencia de contagio que los adultos, y aquellos que se contagiaron fueron asintomáticos en su mayoría.

Un artículo realizado por especialistas españoles e italianos en 1 143 menores de ambos países encontró que un 89 % tenía alteraciones conductuales y emocionales como dificultad de concentración, aburrimiento, irritabilidad, inquietud, nerviosismo, preocupación, soledad o malestar

“Pero poco a poco se fueron alterando las rutinas de horarios, de sueño o de actividad física, cultural o deportiva, así como los patrones de alimentación. Esto se sumó a las noticias inquietantes, a la incertidumbre por el futuro, a los contagios intrafamiliares con pérdidas de contacto o de familiares queridos, los problemas laborales de los padres o a la adversidad económica en muchas familias”, puntualiza Ochando.

Todas estas situaciones han sido motivo de estrés crónico, una situación que puede desencadenar psicopatología en niños y adolescentes. Un artículo publicado en 2020, realizado por especialistas españoles e italianos en 1 143 menores de ambos países, encontró que un 89 % de ellos tenía alteraciones conductuales y emocionales como dificultad de concentración, aburrimiento, irritabilidad, inquietud, nerviosismo, preocupación, soledad o malestar.

De manera muy similar concluye un estudio publicado recientemente en JAMA Network Open, realizado en Austria a más de 3 000 adolescentes. Los resultados indican una alta prevalencia de trastornos mentales un año después del inicio de la pandemia. Así, los síntomas depresivos, de ansiedad, insomnio y trastornos de la alimentación fueron significativamente más altos en 2021 que antes y al principio de la COVID-19. Y aproximadamente un tercio de los adolescentes informó de pensamientos suicidas.

Es importante destacar que, antes de la pandemia, ya se manejaban datos preocupantes: el 10 % de los niños menores de 12 años y el 20 % de los adolescentes desarrollan en algún momento algún tipo de trastorno mental.

Además, “el suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años y su principal desencadenante es la depresión, en especial cuando no se diagnostica y no se trata”, afirma Azucena Díez, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP.

Los efectos del encierro

En un principio, el confinamiento pudo llegar a ser vivido como una aventura en la que los niños agradecían no ir al colegio o pasar más tiempo con sus padres, y los adolescentes se sentían más libres para consumir más horas en internet. No obstante, “pronto comenzaron a aparecer apatía, inquietud, aburrimiento, dificultades de concentración, insomnio o miedos excesivos”, relata Gemma Ochando. “Es más, uno de cada cuatro niños que ha sufrido aislamiento por la COVID-19 posee síntomas depresivos y ansiedad”.

En un artículo publicado el pasado mes en la revista Scientific Reports,  dos investigadores de la Universidad de Burgos (UBU), sostienen que la situación de encierro estricto de los niños y adolescentes ya revela, a partir de los 8 o 10 días, consecuencias significativas en la salud mental de ambos, aunque todavía no se conoce el efecto a largo plazo.

Según los autores, parece que las consecuencias del encierro en los niños se dan sobre todo en el área afectiva, lo que se refleja también en su comportamiento: problemas de conducta rebelde, de control de la ira y de regulación emocional en mayor medida.

La situación de encierro estricto de los niños y adolescentes ya revela, a partir de los 8 o 10 días, consecuencias significativas en la salud mental de ambos, aunque todavía no se conoce el efecto a largo plazo

Otro estudio español, en el que han participado más de mil adultos de las provincias de Madrid y Barcelona, ha evaluado los factores asociados a la aparición de depresión e ideación suicida durante el confinamiento domiciliario que tuvo lugar durante la primera ola de la pandemia.

Liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM),  el trabajo publicado Epidemiology and Psychiatric Sciences confirma que las personas más jóvenes y aquellas que se sentían solas antes de la pandemia mostraron un mayor riesgo de sufrir depresión durante el encierro.

“Este es un momento clave para evitar que las dificultades psicológicas se hagan crónicas, dando lugar a psicopatologías más graves. Debemos recordar que los niños de hoy serán los adultos de mañana”, insiste Azucena Díez. Y no olvidar la prevención en una etapa tan sensible como es la infancia, especialmente desde las consultas de Atención Primaria.

Consejos para cuidar la salud mental de los más jóvenes:

Gemma Ochando, miembro de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (SPI-AEP), expone las recomendaciones para reducir el impacto psicológico de la pandemia en niños y adolescentes:

– Mejorar los sistemas de coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental para optimizar la accesibilidad, potenciar la telemedicina y facilitar la incorporación de psicólogos en los centros de salud.

– Implementar programas de promoción de la salud mental (prevención, detección temprana y lucha en contra del estigma de la enfermedad).

– Promover la incorporación completa a las aulas.

– Fomentar actividades de ocio, cultura y deporte.

– Agilizar la vacunación a los adolescentes y niños para conseguir un estilo de vida normalizado.

– Reconocer oficialmente la especialidad de Psiquiatría del niño y del adolescente, de manera que los profesionales que atiendan a este colectivo estén formados en dicha especialidad.

– Aumentar el número de especialistas en psiquiatría de niños y adolescentes.

julio 12/2021 (SINC)

La próxima epidemia de gripe podría empezar antes y ser más grave y duradera

Noticias - Lun, 07/12/2021 - 04:06

Los confinamientos, la distancia de seguridad y el uso generalizado de mascarillas han permitido cortar, en buena medida, la cadena de transmisión del SARS-CoV-2. Pero no solo de este coronavirus causante de la mayor pandemia en el último siglo. Los virus estacionales, como la gripe o el virus respiratorio sincitial –causa común de bronquiolitis en niños-, han pasado prácticamente desapercibidos esta temporada. Una situación inédita que plantea serias dudas a los expertos. Y es que escenario, lejos de ser beneficioso, podría traer problemas en el futuro.

¿Qué puede pasar en la próxima epidemia de gripe?

Expertos del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, los hospitales Clínico Universitario y Río Hortega y la Universidad de Valladolid tratan de responder a esta pregunta y plantean una hipótesis al respecto en un artículo científico publicado en la revista Vaccines. Además, proponen algunas medidas que pueden paliar los efectos colaterales negativos que la COVID-19 puede tener sobre la gripe.

 “Todo se está centrando en la COVID-19 y nos estamos olvidando de otras enfermedades importantes, y la gripe es una de ellas”, advierte en declaraciones a Dicyt, Iván Sanz Muñoz, responsable científico y de vigilancia virológica del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, quien recuerda que esta epidemia estacional característica de los meses más fríos origina cerca de cinco millones de hospitalizaciones y 650 000 muertes cada año en todo el mundo.

Fiebre, dolores musculares y articulares, cefalea, tos seca, secreción nasal y un malestar generalizado caracterizan a esta infección que puede llegar a ser grave y que casi todas las personas, en algún momento de su vida, terminan experimentando. Su prevalencia da cuenta de su relevancia: los virus gripales infectan a entre el 15 y el 20 por ciento del total de la población cada temporada. Salvo esta última.

 “Este año no ha habido gripe. En España, aunque posiblemente se haya notificado menos por la pandemia, solo se han detectado siete casos de gripe por PCR a través de los sistemas de vigilancia. En el resto de Europa ha sucedido lo mismo, la gripe ha circulado muy poco y eso va a hacer bajar la inmunidad que cada temporada adquirimos por infectarnos”, apunta el virólogo, quien firma el trabajo junto con otros reconocidos especialistas como Sonia Tamames Gómez, Javier Castrodeza Sanz, José María Eiros Bouza y Raúl Ortiz de Lejarazu.

Aunque las campañas de vacunación frente a la gripe son muy importantes, la inmunidad que se obtiene de forma natural gracias a ese 15-20 por ciento de población que se infecta todas las epidemias es el principal factor de contención del virus. Y esa inmunidad se va a ver resentida en la próxima temporada.

 “Aunque el pasado año se ha vacunado a más gente de la gripe, la vacunación es solo una parte de la protección que establecemos contra el virus. La mayor procede de la gente que se infecta y como este año eso no ha sucedido, la inmunidad, seguro está bajando y la siguiente epidemia puede ser peor en tres aspectos: empezar antes, durar más y ser más grave”, afirma Sanz Muñoz.

Los investigadores se basan en estudios previos para realizar estas predicciones. Estudios que han analizado qué sucede con la gripe en los inviernos con temperaturas templadas, y los resultados son concluyentes: la gripe se contagia menos y la inmunidad se resiente, de forma que en el 72 por ciento de las siguientes epidemias comienzan antes y son más largas y severas.

“En la actualidad nos encontramos ante una situación similar, hemos tenido una temporada en la que apenas ha habido casos y el escenario sería muy equiparable e incluso aumentado, ya que, en los inviernos templados, aunque menos, sigue habiendo contagios”, asevera el experto.

Más vacunas y los niños como población objetivo

De este modo, que la próxima epidemia de gripe pueda ser más dura de lo normal es una posibilidad que debe analizarse con mayor profundidad y abordarse en lo posible para tratar de amortiguar sus efectos sobre la población y sobre el propio sistema sanitario, severamente castigado por la pandemia.

En su artículo, el grupo de expertos plantea algunas medidas que podrían evitar que esto ocurra. “En primer lugar proponemos que se programen campañas de vacunación masiva para la gripe, para ello es necesario que la industria farmacéutica fabrique más vacunas, lo que sería la segunda medida, y la tercera empezar a concienciarnos de vacunar a los niños frente a la gripe, ya que son los mayores transmisores y si les vacunamos a ellos protegemos a las personas de su entorno, que en muchas ocasiones son mayores de 65 años”, concluye el responsable científico del Centro Nacional de Gripe de Valladolid quien subraya que, ante todo, es necesario ser precavidos y aplicar a la gripe las lecciones aprendidas con la pandemia.

julio 11/2021 (Dicyt)

Referencia

Sanz-Muñoz, I., Tamames-Gómez, S., Castrodeza-Sanz, J., Eiros-Bouza, J. M., & de Lejarazu-Leonardo, R. O. (2021). Social Distancing, Lockdown and the Wide Use of Mask; A Magic Solution or a Double-Edged Sword for Respiratory Viruses Epidemiology?. Vaccines, 9(6), 595.

Nota:

El virus sincitial respiratorio humano, también llamado virus respiratorio sincitial o virus respiratorio sincicial, es un virus de cadena simple de ARN en sentido negativo de la familia de los para mixovirus, la cual incluye virus respiratorios comunes, como los que causan el sarampión y la parotiditis.

Llaman a elevar cuidados de alérgicos ante la COVID-19

Noticias - Vie, 07/09/2021 - 04:03

La pandemia de COVID-19, que mantiene en vilo al mundo, puede resultar más peligrosa para quienes padecen algún tipo de alergia, por lo que expertos internacionales llaman a elevar los cuidados de esas personas.

Al celebrar este 8 de junio, el Día Mundial de la Alergia, entidades de todo el planeta invitan a tomar conciencia sobre la importancia de educar para la prevención de esas enfermedades y evitar contagios de SARS-CoV-2 en esos pacientes ya vulnerables.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) el 20 por ciento de toda población sufre algún padecimiento de este tipo, manifestándose frecuentemente en la población infantil.

Para potenciar los conocimientos sobre esas afecciones, cada año la WAO , institución que declaró la fecha, aborda un tema diferente y en este 2021 declaró como tema central la anafilaxia, la reacción que puede ocurrir segundos o minutos después de la exposición de alguien a un agente alérgeno.

Los síntomas incluyen erupción cutánea, náuseas, vómitos, dificultad para respirar y shock y si no se trata de inmediato, puede causar la pérdida del conocimiento o muerte.

La alergia puede afectar diferentes partes del cuerpo como al aparato digestivo cuando no se toleran ciertos alimentos como la leche o el huevo o determinados medicamentos.

Otras manifestaciones se dan a nivel respiratorio y frecuentemente se encuentran expresiones en la piel, con algunos alérgenos que pueden tener contacto directo como los detergentes o incluso algunas sustancias como los medicamentos o alimentos, que no necesariamente están en contacto con la piel.

Entre las sustancias con alto potencial alergénico se encuentran el polen, los ácaros, el moho, la caspa animal; así como los frutos secos (maní), mariscos, leche, huevos; y medicamentos.

julio 08/2021 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Los gestos rítmicos de los niños predicen el posterior desarrollo de sus habilidades orales

Noticias - Lun, 07/05/2021 - 04:06

Un estudio publicado en Child Development muestra que la producción temprana de gestos rítmicos con las manos (es decir, gestos que normalmente se asocian con funciones de énfasis y que no representan el contenido semántico del discurso) por parte de niños durante los 14 a 58 meses de edad en las interacciones naturales con sus cuidadores predice que estos niños y niñas, más tarde en el desarrollo, hacia los 5 años de edad, obtengan mejores resultados en la medida de sus habilidades narrativas orales.

En cambio, en el estudio no se encontraron estos mismos efectos cuando los niños y niñas producían otros tipos de gestos, como los gestos icónicos (gestos que representan visualmente el contenido semántico del discurso, como mover las manos en forma de balón para expresar «balón») y los gestos de volteo de las manos (gestos realizados girando la muñeca de la mano, por ejemplo para expresar con incertidumbre «no lo sé», al tiempo que se levantan los hombros hacia arriba).

El estudio es fruto de una colaboración entre el Grupo de Estudios de Prosodia (GrEP) del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la UPF y el Goldin-Meadow Lab de la Universidad de Chicago (Illinois, Estados Unidos). Una investigación que han llevado a cabo Ingrid Vilà-Giménez (UPF y UdG) y Pilar Prieto (ICREA, UPF) con las investigadoras Natalie Dowling y Susan Goldin-Meadow (Universidad de Chicago, Estados Unidos) y Ö. Ece Demir-Lira (Universidad de Iowa).

A través de una metodología longitudinal, el estudio analizó datos en diferentes puntos del desarrollo de los niños.

Los datos analizados forman parte de una gran base de datos longitudinal sobre desarrollo del lenguaje de la Universidad de Chicago. Las investigadoras hicieron un análisis del habla y de la producción de tres tipos de gesto de 45 niños, desde los 14 hasta los 58 meses de edad, durante las interacciones con sus cuidadores durante la hora de comer, o bien mientras hacían sesiones de juego u otras actividades como la lectura de libros. Concretamente, se analizó el valor predictivo de los gestos rítmicos, en comparación con los gestos de volteo de las manos y los gestos icónicos. A los 5 años de edad, los mismos niños y niñas participaron en una tarea narrativa en la que tenían que contar una historia sobre unos dibujos animados sin sonido.

Los resultados demostraron que los gestos rítmicos que producen los niños y niñas desde los 14 hasta los 58 meses de edad tienen un papel muy importante en el desarrollo narrativo en etapas posteriores, ya que pueden predecir mejoras en las habilidades orales de los niños al cabo de unos años. Aunque los resultados del estudio no den evidencias empíricas sobre si producir este tipo de gesto rítmico simplemente refleja que el niño/a tiene la habilidad de estructurar el discurso o bien marcar de forma multimodal elementos del discurso que se asocian con una prominencia del habla (es decir, para marcar énfasis), las investigadoras argumentan que este tipo de gesto tiene un papel pragmático muy relevante en el discurso temprano de los niños.

Cabe destacar que estas funciones pragmáticas de los gestos rítmicos tienen que ver con la función de estructurar el discurso narrativo. Por lo tanto, tal como sugieren los resultados del estudio, las autoras resaltan que se puede afirmar que las funciones pragmáticas que tienen los gestos rítmicos en los discursos narrativos iniciales que hacen los niños y niñas pueden ser muy importantes para el desarrollo de su discurso inicial, así como para el desarrollo de sus habilidades narrativas orales en edades posteriores.

Este estudio contribuye de manera relevante a consolidar la evidencia empírica previa que ya han publicado algunas de las mismas investigadoras sobre los beneficios que tiene una intervención corta en la mejora de las habilidades orales de niños y niñas de 5 y 6 años de edad, en la que se les pide que observen o produzcan estos gestos rítmicos (Vilà-Giménez et al., 2019; Vilà-Giménez y Prieto, 2020; véase también Vilà-Giménez y Prieto, 2021). Del mismo modo, otros estudios complementarios también han demostrado el impacto positivo de estos gestos en otras habilidades lingüísticas más complejas de los niños y niñas, como la comprensión de narraciones (Llanes-Coromina et al., 2018).

julio 04/2021 (Dicyt)

La infección fúngica invasiva, alerta «creciente» en niños inmunodeprimidos

Noticias - Lun, 07/05/2021 - 04:03

Expertos reunidos en el ciclo de tres jornadas TRIIO KIDS- Temas y Retos en Infecciosas, Intensivos y Oncología, organizado por Gilead Sciences, han alertado de que la infección fúngica invasiva (IFI) es un problema creciente en la población pediátrica inmunodeprimida.

La tasa de mortalidad por candidemias en pacientes pediátricos se estima en un 10 por ciento y la tasa de mortalidad por aspergilosis invasiva en niños con cáncer o que han recibido un trasplante puede llegar hasta el 50 por ciento.

Entre los pacientes con neoplasias oncohematológicas, el 80 por ciento sufren episodios de fiebre y neutropenia, sin embargo, en 2 de cada 3 pacientes el foco no es evidente o no llega a identificarse.

En los últimos años, el incremento del número de niños inmunosuprimidos con riesgo de infección fúngica invasiva ha conducido a su vez a un mayor uso de fármacos antimicóticos profilácticos y terapéuticos en esta población. En estos pacientes, la prescripción de fármacos antimicóticos puede ser un desafío debido a una presentación clínica inespecífica, un menor rendimiento de las pruebas de diagnóstico, una farmacocinética variable relacionada con los cambios de maduración y la falta de ensayos clínicos en niños.

Prevenir las infecciones fúngicas en el hospital

Uno de los retos planteados por los expertos ha sido cómo aprender a prevenir estas infecciones cuando un paciente pediátrico de Oncología está ingresado en la unidad de cuidados intensivos y que debe ser valorado tanto por el oncólogo, como por el infectólogo y el intensivista para lo que es necesario un abordaje multidisciplinario.

En este sentido, Montserrat Nieto, de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Niño Jesús, que ha sido moderadora de la primera Jornada, ha señalado que es fundamental tener en cuenta “los Programas PROA -para la optimización del uso de los antibióticos- en donde pautemos menos antibióticos innecesarios, que realicemos unas adecuadas medidas de higiene de manos, de aislamiento de pacientes y así como que sepamos diagnosticar casos de enfermedades por clostridioides y podamos tratarlos de forma adecuada con los tratamientos disponibles”.

Nieto ha destacado además que “cada vez hay más pacientes pediátricos en unidades de Oncología o de cuidados intensivos que tienen infección por clostridioides y que pueden tener una elevada gravedad y mortalidad” por lo que es necesario contar con “tratamientos específicos para el síndrome de obstrucción sinusoidal o para la micropatía trombótica, que son enfermedades graves, que nos plantean a veces diagnósticos difíciles para poder tratarlos mejor”.

La primera jornada del ciclo ‘TRIIO KIDS’ también ha contado con la participación de David Bueno, del Servicio de Hemato- oncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz; Marta García Ascaso, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Niño Jesús; y María Slocker, de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

Estos fueron los responsables de analizar la patología endotelial, muy relacionada con la pandemia, porque la enfermedad por COVID-19 grave tiene una base de disfunción endotelial severa, el problema creciente de las infecciones por clostridioides o las endocarditis en los niños, que son enfermedades infecciosas poco frecuentes pero muy graves.

julio 04/2021 (Redacción Médica)

La pandemia se ‘traga’ al virus respiratorio sincitial

Noticias - Sáb, 07/03/2021 - 04:03

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la principal causa de hospitalización en menores de 5 años, y la mayoría de los niños se infectan hacia los 2 años de edad. La epidemia de VRS en el hemisferio norte ocurre todos los años durante diciembre (entre las semanas 52 y 53), antes de la epidemia estacional de gripe. Es el principal agente etiológico de la bronquiolitis aguda, la infección respiratoria más común en la infancia y la principal causa de morbilidad en lactantes menores de un año.

Durante el invierno pasado en el hemisferio sur, algunos países ya observaron la casi desaparición de la gripe y del VRS gracias a las medidas de control contra la pandemia. En Australia, los casos de VRS se redujeron en un 98 % y los de influenza en un 99,4 %.

Un equipo del Instituto Catalán de la Salud y del Hospital Valle de Hebrón, en Barcelona, coordinado por Ermengol Coma, publió recientemente en MedRxiv un análisis sobre la evolución del VRS y la enfermedad respiratoria asociada en Cataluña en las últimas semanas y ha comparado los datos con los de los diez años anteriores utilizando las historias clínicas electrónicas de atención primaria.

Han incluido a todos los niños menores de 5 años con diagnóstico clínico de sospecha de VRS, confirmada o no mediante pruebas de laboratorio. El periodo de estudio abarca 12 temporadas epidemiológicas, desde el 1 de septiembre de 2009 (temporada 2009-2010) hasta el 16 de enero de 2021 (temporada 2020-2021). Los datos se dividieron en dos conjuntos: conjunto de comparación (desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2019) y conjunto de análisis (de septiembre de 2019 a enero de 2021).

La reducción de RSV fue definido como la diferencia entre lo esperado menos lo observado para todos los periodos. Como análisis de sensibilidad, realizaron el mismo estudio de series con confirmación de laboratorio de VRS del Hospital Valle de Hebrón con datos disponibles entre la semana 40 de 2013 y la semana 1 de 2021.

Desde el 1 de septiembre de 2009 al 16 de enero de 2021, observaron 190 131 enfermedades relacionadas con el VRS, de las cuales 178 817 (94 %) fueron diagnosticadas en población menor de dos años. El número promedio de casos de VRS para las temporadas 2009-2010 a 2018-2019 fue de 17 517; para la temporada 2019-2020 fue de 13 432 y solo 1 534 para la temporada 2020-2021 (hasta el 16 de enero), es decir, una reducción del 87,58 % según lo esperado del 7 de octubre de 2020 al 16 de enero de 2021.

El mismo análisis efectuado con datos de confirmación de laboratorio de VRS en la temporada 2019-2020 obtuvo resultados similares. Sin embargo, durante la temporada 2020-2021 solo se observó una confirmación de laboratorio (reducción del 99,65 % en comparación con lo esperado), que muestra el mismo patrón que los datos de las historias clínicas electrónicas de la red de atención primaria.

Varias explicaciones

Los autores ofrecen algunas razones de esta bienvenida desaparición del VRS. Una, lógica, apuntada por estudios de varios países son las medidas de control establecidas frente a la pandemia y seguidas tras la apertura de los colegios en septiembre, como el uso de mascarillas para niños mayores de 6 años, la intensificación de las medidas de limpieza e higiene, los grupos burbuja, y el cribado diario de síntomas, además de las medidas generales de distancia física y restricciones comunitarias.

Aunque estas medidas para el control de la transmisión del SARS-CoV-2 podrían tener un impacto en otras transmisiones respiratorias, podría haber otras causas. Por ejemplo, al no ser obligatoria la educación por debajo de los 6 años en Cataluña, rango de edad más vulnerable a la infección por VRS, también es posible que, debido a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y al estímulo del teletrabajo, algunos padres pueden haberse quedado en casa cuidando a sus hijos, reduciendo así interacciones sociales de los niños y la transmisión esperada de la mayoría de los virus respiratorios.

También se ha planteado la hipótesis de que los cambios en el comportamiento y una mayor conciencia sobre la salud en el contexto de la mitigación de la covid-19 puedan haber contribuido a la reducción de la transmisión del VRS, observada además en otras infecciones.

En la página web Diagnosticat del Departamento de Salud de Cataluña, que rastrea los diagnósticos clínicos semanales de siete enfermedades infecciosas notificables desde 2010, se aprecian reducciones de casos de varicela y diarrea incluso en entornos educativos abiertos. Hay que tener en cuenta que los virus envueltos, como el respiratorio sincitial, la influenza y otros, son más susceptibles a la inactivación química por medidas higiénicas y geles que los no envueltos.

Finalmente, es posible que la interferencia viral entre el SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios repercuta en esta baja transmisión de VRS. Los autores advierten de la posibilidad de que el uso de diagnósticos clínicos a través de las HCE de atención primaria podría subestimar el número de infecciones reales por VRS. Sin embargo, “nuestros resultados son coherentes con las confirmaciones de laboratorio de uno de los mayores hospitales pediátricos en España (el Valle de Hebrón)”. Es más, “el seguimiento de los diagnósticos clínicos en entornos de atención primaria podría anticipar los cambios de tendencia de las infecciones respiratorias virales, ya que este sistema de vigilancia ha sido útil para encontrar patrones inusuales relacionados con la COVID-19 en diagnósticos de gripe”.

De todos modos, matizan que hay que andar con precaución. En enero de 2020, el sistema de vigilancia en Australia informó de un aumento del número semanal de casos de VRS durante la primavera del hemisferio sur, período en el que no se espera la circulación de este virus. Por tanto, “tenemos que aprender de la experiencia en otros países y estar atentos a la circulación repentina de este virus en los próximos meses con la adecuada monitorización en la atención primaria y los entornos hospitalarios”.

junio 02/2021 (Diario Médico)

 

La inmunización pasiva frente al virus sincitial respiratorio, podría extenderse a todos los lactantes

Noticias - Jue, 07/01/2021 - 04:01

La inmunización pasiva con anticuerpos monoclonales podría convertirse en la vía para reducir la incidencia de infecciones por el virus respiratorio sincitial (VRS) en bebés. El VRS es la causa más frecuente de hospitalización en lactantes y es el primer agente causal de bronquiolitis y neumonías en menores de un año.

Las medidas de prevención de la COVID-19, como la distancia social o el uso de mascarillas, han tenido un impacto evidente en la incidencia de estos procesos durante la temporada 2020-2021, pero es esperable que los casos vuelvan a repuntar con la vuelta a la normalidad.

En España, el único medicamento de este tipo disponible es Synagis (palivizumab), el anticuerpo monoclonal de AbbVie, indicado en la prevención de infecciones por el VRS en niños con alto riesgo de infección. De la investigación en marcha con nuevos anticuerpos monoclonales el medicamento más avanzado en el desarrollo clínico es nirsevimab, de Sanofi  y AstraZeneca, que aspiran a posicionar en la profilaxis de todos los lactantes. Tiene una vida media extendida, es de administración intramuscular y requiere una única dosis.

Próximamente las compañías presentarán datos en fase III en un congreso científico, pero de momento, a finales de abril, anunciaron que los resultados son positivos. Mientras que las indicaciones de palivizumab son más restringidas, el ensayo Melody sugiere que nirsevimab podría administrarse en el momento del nacimiento en los bebés nacidos durante la temporada típica de VRS, entre noviembre y marzo, o durante los primeros meses de vida, al inicio de la temporada, si nacieron fuera de este periodo.

Ensayo Melody

A finales de abril las compañías anunciaron resultados positivos de este ensayo clínico de fase III que demuestran que nirsevimab reduce las infecciones de las vías respiratorias inferiores que requieren atención médica (hospitalización o ambulatoria) debido al VRS en niños prematuros sanos y en nacidos a término.

El estudio incluyó a niños prematuros tardíos y nacidos a término de 35 semanas 0 días o más de edad gestacional, a los que se dividió en dos grupos (2:1) para recibir una única dosis de 50 mg de nirsevimab mediante inyección intramuscular (en lactantes que pesaban hasta 5 kg) o 100 mg (en lactantes que pesaban más 5 kg) o placebo. Entre julio de 2019 y febrero de 2021, aproximadamente 1 500 lactantes recibieron una dosis de nirsevimab o placebo al inicio de la temporada del VRS.

Aunque los resultados no han sido publicados, las compañías señalan que el fármaco alcanzó el objetivo primario del estudio, al lograr una reducción estadísticamente significativa de las infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el virus.

Rosa Rodríguez, jefa de Sección de Pediatría del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, califica el anuncio del ensayo Melody de “extraordinaria noticia”. La pediatra explica a este medio que es la primera estrategia preventiva del VRS que se dirige a lactantes sanos nacidos a término, que “representan el 80 % de los pacientes ingresados por esta enfermedad”. Aunque se investigan otras estrategias profilácticas frente al VRS, vacunas maternas y otros anticuerpos monoclonales, expone que el resto de candidatos están en fases más preliminares de desarrollo.

En fase IIb redujo un 78 % las hospitalizaciones por VRS en prematuros sanos

La pediatra indica que “en menores de seis meses, la bronquiolitis por VRS es más grave y representa la mayoría de los ingresos en el hospital. Precisamente estos lactantes tienen un sistema inmune inmaduro y una vía aérea más pequeña por lo que se defienden peor frente al virus. Además, no podemos obviar la carga asistencial en atención primaria y en urgencias por este virus en la edad pediátrica”.

En julio se publicaron en The New England Journal of Medicine

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1913556

resultados positivos del ensayo de fase IIb con nirsevimab en recién nacidos prematuros sanos (29 semanas y 0 días hasta 34 semanas y 6 días). Los resultados frente a placebo mostraron una reducción del 70 % en las infecciones de las vías respiratorias inferiores atendidas médicamente, principalmente bronquiolitis y neumonía; las hospitalizaciones por el virus cayeron un 78 %.

Palivizumab

Mientras que nirsevimab se plantea para la inmunización pasiva de todos los lactantes, palivizumab está indicado en niños con alto riesgo de infección por el VRS. Pero, según Rodríguez, hay más diferencias: la actividad neutralizante del anticuerpo en investigación “es mucho más potente, y la vida media más prolongada, de forma que con una única dosis se protegería los cinco meses de la epidemia, en lugar de las cinco dosis que precisaba palivizumab, lo que supone una ventaja importante”. 

Las compañías están evaluando la seguridad y tolerabilidad del nuevo fármaco frente a palivizumab en el ensayo de fase II/III Medley en niños prematuros y niños con enfermedad pulmonar crónica y cardiopatías congénitas, que se enfrentan a su primera y segunda temporada de VRS.

Las medidas higiénicas y el fenómeno de interferencia viral habrían reducido el VRS

Aunque si la incidencia de VRS se mantuviera como en la última temporada, dejaría de ser un motivo de preocupación tan importante. “La última epidemia de VRS ha sido testimonial, con muy pocos casos aislados”, reconoce la pediatra del Gregorio Marañón. Comprende que las medidas preventivas frente a la COVID-19 podrían estar detrás de esta caída en la incidencia. “También puede estar influyendo el fenómeno de interferencia viral que se produce en una célula infectada por un virus y que impide la multiplicación de otros virus diferentes que quieren infectar a dicha célula, aunque no lo sabemos a ciencia cierta. En otros países como Francia o Australia se ha producido la epidemia de VRS retrasada durante los meses de primavera”, advierte Rodríguez.

Apoyo de las agencias

La potencial contribución de nirsevimab en la profilaxis del VRS ha sido reconocida por agencias reguladoras internacionales. En febrero de 2019, la agencia reguladora estadounidense de Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) otorgó a nirsevimab la designación de Tratamiento innovador para la prevención de las infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el VRS, y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) concedió acceso a su plan Prime para la misma indicación.

En Japón, nirsevimab también fue seleccionado por la Agencia Japonesa para la Investigación y el Desarrollo Médico (AMED) como “un medicamento para el desarrollo prioritario” en el marco de un programa de promoción del desarrollo de fármacos pediátricos.

En enero de 2021, nirsevimab recibió la designación de Medicamento innovador prometedor de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA) y también recibió la designación de Terapia innovadora por parte del Centro de Evaluación de Medicamentos (CDE) de China bajo la Administración Nacional de Productos Médicos.

junio 29/2021 (Diario Médico)

 

La edad en la que empiezan más trastornos mentales es a los 14 años

Noticias - Mié, 06/30/2021 - 04:01

Un metaanálisis permite establecer la edad de inicio de diferentes problemas de salud mental, indicando la necesidad de cambios en su abordaje. La enfermedad mental se diagnostica en la edad adulta, pero puede tener su origen en la pediátrica.

Un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry del grupo Nature ha hecho una meta-análisis con datos de 192 estudios epidemiológicos que incluyen 708 561 pacientes para determinar la edad en que suelen debutar los diferentes trastornos mentales.

El trabajo está dirigido por Joaquim Raduà, jefe del grupo de investigación del IDIBAPS Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad, de Barcelona; Marco Solmi, de la Universidad de Padua, y Paolo Fusaro-Poli, del King s College de Londres.

Los trastornos mentales son una de las causas principales de discapacidad. Varios estudios indican que una buena prevención permitiría reducir su aparición. «Si fuéramos capaces de detectar a tiempo cualquier cambio que avise de un posible trastorno mental, quizás podríamos corregirlo y conseguir que el cerebro madure de una forma sana, previniendo la aparición del trastorno», ha explicado hoy Raduà en rueda de prensa.

Sin embargo, «para conseguir que un programa de prevención sea efectivo, debe realizarse a la edad concreta a la que comienza cada trastorno mental. Hasta ahora, la edad de inicio de los diferentes trastornos era un tema poco conocido, porque investigarlo es más complejo de lo que puede parecer».

El equipo de investigadores combinó por primera vez toda la información sobre la edad de inicio de trastornos mentales de los estudios epidemiológicos que se habían publicado hasta ahora. Así, se consiguió una muestra de más de 700 000 personas de los cinco continentes. Raduà añade que «los análisis no fueron fáciles, ya que cada trastorno sigue un patrón atípico y único, por lo que tuvimos que crear nuevos algoritmos de meta-análisis y los ordenadores se pasaron semanas o meses haciendo cálculos”.

Un resultado del estudio es que la edad en la que empiezan más trastornos mentales es a los 14 años, una época en la que el cerebro está experimentando unos cambios madurativos importantes.

Asimismo, el estudio concluye que la mayoría de los trastornos mentales van apareciendo de forma ininterrumpida durante los primeros 25 años de vida. «No podemos dividir los trastornos entre los que se dan en la infancia y los que se dan en la edad adulta».

Este estudio cuestiona la división actual de la salud mental entre dispositivos para menores de 18 años y dispositivos para mayores de 18 años, «porque para muchas personas, la atención se ve fragmentada con la mayoría de edad. Por eso nos preguntamos si no sería mejor adecuar los dispositivos de salud mental a las edades de inicio de los diferentes trastornos. Sabemos que la edad de inicio no es el único factor a tener en cuenta, pero este estudio pone la pregunta sobre la mesa».

Eduard Vieta, jefe del servicio de psiquiatría y de psicología del Hospital Clínic y jefe de grupo de investigación IDIBAPS, ha manifestado, por su parte, que hay que coordinar muy bien los centros de salud mental infanto-juvenil con los de adultos porque en el tránsito de unos a otros, a causa de la edad, «se pierden» pacientes.

junio 29/2021 (Diario Médico)

Referencia:

McWhinney, S.R., Abé, C., Alda, M. et al. Association between body mass index and subcortical brain volumes in bipolar disorders–ENIGMA study in 2735 individuals. Mol Psychiatry (2021). https://doi.org/10.1038/s41380-021-01098-x

 

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